Jardines Laribal de Forestier en Montjuic
Jean Claude Nicolás Forestier, fue un arquitecto paisajista francés que realizo gran parte de su carrera al servicio de la ciudad de Paris a principios del siglo XX.
“Soy un verdadero hombre de las ciudades. Amo el aire libre de los jardines “.
Forestier fue asimismo un gran botánico.
Con conocimiento de la flora que ha representado uno de los pilares fundamentales de su nueva concepción de los parques urbanos.
Obedecen en su mayor parte a una teoría higienista, la salud a través de la actividad física al aire libre un lugar de reposo y meditación.
“No es solo calcular cual debe ser la superficie media de zona verde a prever para una población determinada.
También es necesario preocuparse también de su eficaz distribución y su uniforme reparto”.
En el extranjero es donde encuentra ocasiones para desarrollar sus teorías.
Publica el libro “Grandes villes et systemes de parcs “.
Actúa en Marruecos en la ordenación de los espacios verdes de sus ciudades
En Buenos Aires interviene en la Avenida Costanera.
También, en Paris, en la Avenue de Breteuil y el Parc de la Bagatelle.
Además de en Sevilla, en el Parque de María Luisa y los jardines de Castilleja de Guzmán.
Finalmente, en Barcelona en los jardines de Laribal y otros privados.
Tiene actuaciones en Ronda la Casa del Rey Moro, en Moratalla y en otros muchos jardines privados de los que se tienen referencia.
En Sevilla se esta intentando erigir un monumento al creador del Parque de María Luisa.
Jardines Laribal de Forestier en Montjuic
Es una de las perlas del Parque de Montjuïc y pasearse por ellos es una auténtica delicia.
La riquísima vegetación, junto con el agua que baja por cascadas y se escurre delicadamente en medio de amplias barandillas…
Los bancos de ladrillo y las placetas, crean un conjunto de una belleza excepcional.
Es un lugar en el que estar, para contemplarlo e ir descubriendo los miles de detalles que lo configuran, con una armonía difícil de superar.
Los Jardines de Laribal, de gran valor histórico, están formados por:
Terrazas, caminos, placetas, pequeños estanques y una vegetación lozana y consolidada.
Una serie de terrazas sobrepuestas están unidas entre sí por caminos y atajos de gran pendiente, con tramos de escaleras intercalados de diseño siempre diferente.
Pérgolas de ladrillo visto, piedra y pilares blancos dan sombra a las zonas más llanas.
La vegetación, exótica en su mayoría, es rica y variada en especies.
Jardines mediterráneos
Estos jardines, incluidos en el recinto de la Exposición Internacional de Barcelona de 1929, obtuvieron una gran reputación.
Sus autores, Jean Claude Nicolás Forestier y Nicolau M. Rubió Tudurí, crearon un nuevo estilo paisajístico de raíz mediterránea.
La vegetación preexistente, desde plantas autóctonas hasta árboles frutales del pasado agrícola de la montaña, se integró en los jardines con un concepto de jardinería renovador.
Además de original, que sigue libremente la inspiración de los antiguos jardines árabes y de los “cármenes” de Granada.
Tienen una gran presencia de azulejos de cerámica y aguas ornamentales.
Además de el cultivo de plantas de flor en macetas colocadas en barandillas y alféizares.
Las escaleras del Generalife. -El agua es la esencia del jardín, con pequeños y grandes estanques.
Para conectar la parte superior del parque con los Jardines Amargós, actualmente los Jardines del Teatre Grec.
Forestier diseñó una escalera inspirada en la de los jardines del Generalife
Dispone de cascadas en los pasamanos, estanques con fuentes en los rellanos y bancos de piedra para reponerse y disfrutar del frescor y el sonido del agua.
Los jardines de la Font del Gat.
Unas pérgolas mirador llevan de unos jardines a otros, unidos por ejes de rampas y escaleras.
Además de cascadas que desembocan en la Font del Gat desde donde se pueden contemplar unas magníficas vistas de Barcelona.
Ocupan la pendiente que va desde la parte más alta de los jardines Laribal hasta el paseo de Santa Madrona.
Al final se integran en la popular Font del Gat y un edificio decimonónico.
Todo está cubierto por un espeso follaje mediterráneo y árboles frutales, como nísperos e higueras y palmeras de enormes copas.
Lo miramos desde abajo, junto al paseo de Santa Madrona, y vemos que los altísimos cipreses situados al inicio de la cascada.
La rosaleda de la Colla de l’Arròs.
Una glorieta de cipreses, con una pequeña fuente en el centro, marca el inicio de un recorrido.
Debajo de una pérgola con pilares de terracota, conduce a un patio ovalado y recluido también rodeado de cipreses: la rosaleda de la Colla de l’Arròs
El jardín se configura en diferentes planos, con aire de patio, que están rodeados de cipreses e hileras de aligustres.
En diferentes parterres rectangulares se han plantado antiguas variedades de rosales.
Destaca en el centro un pequeño estanque cuadrangular con azulejos esmaltados.
Está presidido en la parte superior por Estival, una escultura de un desnudo femenino en mármol que contempla la rosaleda.
La plaza del Claustre.
De hecho, se trata del jardín de Sant Miquel, junto al paseo de Santa Madrona.
Al fondo, los muros de lo que antes había sido una antigua cantera confieren a esta parte de los jardines Laribal un aire recluido y claustral.
Y de aquí viene su nombre.
A la derecha encontramos un corredor que comunica con los jardines del Teatre Grec.
Una conexión que se resuelve con un pasillo que sale de la plaza del claustro, un espacio recluido que como el teatro griego aprovecha los muros de una antigua cantera.
Desde donde podremos ver tres ejemplares de plátano (Platanus X Hispanica) que ya estaban en el momento de la construcción de los jardines.
Vegetación
Entre otras especies, hay pinos carrascos (Pinus halepensis).
Pinos piñoneros (Pinus pinea).
Laureles (Laurus nobilis).
Naranjos amargos (Citrus aurantium).
Cipreses (Cupressus sempervirens).
Como exponentes de la vegetación autóctona encontraremos también:
Pinos australianos (Casuarina cunninghamiana).
Eucalipto (Eucalyptus globulus).
cipreses de Lambert (Cupressus macrocarpa).
Cedros del Himalaya (Cedrus deodara).
Las escaleras del Generalife están rodeadas de:
Acacias (Robinia pseudoacacia).
Arbustos como el aligustre (Ligustrum lucidum).
Pitosporo (Pittosporum tobira).
Adelfa (Nerium oleander).
Evónimo del Japón (Evonymus japonicus).
En macetas de terracota lucen:
Hojas de salón (Aspidistra elatior).
Geranios (Pelargonium sp.).
Glicinias (Wisteria sinensis).
Rosales de Banksia (Rosa banksiae) cubren las pérgolas.
En diferentes lugares de los jardines encontramos plantas aromáticas, como:
Lavanda (Lavandula angustifolia).
Romero (Rosmarinus officinalis).
Hiedra (Hedera helix).
Historia
A principios del siglo pasado, en la zona que hoy ocupan los jardines Laribal se celebraban encuentros populares, sobre todo en la Font del Gat.
También reuniones selectas, como las que hacía la Colla de l’Arròs.
La parte alta de los actuales jardines pertenecía a la finca de Josep Laribal, un prestigioso abogado cuyo nombre se ha perpetuado en los jardines.
Allí se hizo construir un chalet neoárabe, rodeado de unos jardines eclécticos, con grandes árboles.
Tras la muerte de Laribal en 1908, la finca fue adquirida por el Ayuntamiento que fundó en ella la Escola del Bosc, que todavía existe.
Los jardines de Laribal, terminados en el 1922, también están vinculados con un acontecimiento posterior:
La Exposición Internacional de Barcelona de 1929.
Este acontecimiento representó la culminación de un proyecto iniciado en 1905.
Fue, para organizar en Montjuïc una exposición sobre las industrias eléctricas, la energía emergente de aquel momento.
Uno de los comisarios de la Exposición Internacional de Barcelona fue Francesc Cambó.
Éste encargó los trabajos de ajardinamiento al ingeniero y paisajista francés Jean Claude Nicolás Forestier.
Su ayudante fue el joven arquitecto Nicolau M. Rubió i Tudurí, que en 1917 se convertiría en el director de la Dirección de Parques Públicos y Arbolado.
Antecedente del Servicio de Parques y Jardines de Barcelona, del que fue el primer responsable.
Una de las personas determinantes en el futuro desarrollo de los espacios verdes públicos de la ciudad.
En el año 2002 se presentó la restauración de estos jardines formando parte del Plan del Parque de Montjuïc
Tuvo como objetivo la consolidación de la montaña como espacio ciudadano dedicado a la cultura, la naturaleza, el deporte y el ocio.
Obedeciendo al pie de la letra las directrices de Forestier que constan en la Carta de Florencia sobre Restauración de Jardines Históricos…
El Ayuntamiento reforestó el jardín con miles de plantas, ha reconstruido bancos, pérgolas, cascadas y piezas esmaltadas, instalado un nuevo sistema de alumbrado y de riego y se valló todo el recinto.
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