Basílica Santa María de Igualada
La Basílica Santa María de Igualada es el conjunto más significativo de nuestro patrimonio cultural.
La historia de este templo, que se alza en el corazón de la ciudad se funde con los orígenes.
Además de con las viejas raíces cristianas del pueblo igualadí.
Con el paso de los siglos, el edificio se ha ido transformando, así como la población que ha crecido en su entorno.
Sucesivas generaciones ha dejado su huella, y se ha convertido así en un valioso testimonio religioso.
Así como, histórico y artístico, que hemos heredado todos los igualadins.
Construcciones anteriores en este mismo lugar
En el año 1003, aparece documentada una capilla dedicada a Santa María, en el lugar de Aqualata (agua extensa).
Junto con una fortaleza un cruce de caminos y algunos pobladores, se convierte en el núcleo originario de la actual ciudad.
Mas tarde, en el 1059, la capilla dedicada a Santa María y San Pedro, es consagrada y erigida como parroquia.
Esto fue, además, con cementerio propio y las correspondientes atribuciones, por el obispo Guillem de Vic.
El templo era de estilo románico.
En el 1087 recibe la segunda consagración, por el obispo Berenguer de Vic, debido, probablemente, a las importantes reformas.
Así mismo, en el 1356, se hace la ampliación de la iglesia con capillas laterales de estilo gòtico, además de otras reformas imporantes.
Finalmente, en 1514, se trabaja en el campanario, que fue conservando cuando se construyó el actual templo.